Un persona optimista disfruta del éxito y aprende del fracaso
. Un pesimista tiene miedo de su propio éxito y sufre por los fracasos. Esa es la razón por la cual, la suerte se inclina del lado de aquel que disfruta y aprende>>.

“Todos somos completamente independientes y autosuficientes… Sólo que pocos lo saben"

viernes, 21 de noviembre de 2014

Efecto Galatea



Hace referencia a cómo las propias expectativas sobre uno mismo pueden ser un poderoso factor que hacen que lleguen a cumplirse.
Según las altas expectativas que tenga cada individuo de sí mismo dependerá el éxito de su propia vida. Existiendo la ley Galatea de la proporcionalidad, a mayor expectativa de sí mismo mayor será el éxito personal.
La persona, no necesariamente, depende de las expectativas ajenas o que tengan otras personas sobre el mismo sujeto, basta con las propias. Tan sólo depende de la superación individual que cada uno posea de sí mismo por contar con las poderosas autoexpectativas que determinarán la "autoconquista" de la propia vida.
La falta de convicción acerca de lo que hemos decidido que queremos que nos suceda en la vida, nos hace abandonar, sin siquiera haber hecho el intento de ponernos a prueba, en el sentido de evaluarnos como capaces o incapaces de cumplir con nuestros sueños. La falta de compromiso y la poca convicción acerca de nuestro presente y de nuestro futuro, son los enemigos internos que tenemos que vencer. Sobre gran parte de los fracasos que tenemos en la vida, la responsabilidad esta en nosotros mismos por no haber tenido la firme convicción de que eso por lo cuál luchábamos era lo que queríamos realmente, es decir si tus propias expectativas no son buenas para ti mismo, tu respuesta seguirá siendo la misma y el resultado nunca cambiara.
Conseguir o no, objetivos difíciles puede depender de la confianza o desconfianza que los demás tengan depositada en nosotros, ya que la confianza, las expectativas, las creencias o lo que se espera de alguien, puede llegar a ser un importante principio de actuación. Si nuestro deseo y  motivación es muy grande, las profecías siempre tienden a materializarse. Tanto para bien como para mal.


El efecto Pigmalión



Lo que los demás esperan de uno puede desencadenar un conjunto de acciones que nos lleven mucho más allá de lo que podemos imaginar, en lo mejor y en lo peor. Este principio de actuación a partir de las expectativas de los demás se conoce en psicología como el efecto Pigmalión.
El efecto Pigmalión es el proceso mediante el cual las creencias y expectativas de una persona respecto a otro individuo afectan de tal manera a su conducta que el segundo tiende a confirmarlas.
Uno de los experimentos más conocidos es el que llevaron a cabo en 1968 Robert Rosenthal y Lenore Jacobson, bajo el título Pigmalión en el aula. El estudio consistió en informar a un grupo de profesores de primaria de que a sus alumnos se les había administrado un test que evaluaba sus capacidades intelectuales. Luego se les dijo a los profesores cuáles fueron, concretamente, los alumnos que obtuvieron los mejores resultados. Los profesores también fueron advertidos de que esos alumnos serían los que mejor rendimiento tendrían a lo largo del curso. Y así fue. Ocho meses después se confirmó que el rendimiento de estos muchachos especiales fue mucho mayor que el del resto. Hasta aquí no hay nada sorprendente. Lo interesante de este caso es que en realidad jamás se realizó tal test al inicio de curso. Y los supuestos alumnos brillantes fueron un 20% de chicos elegidos completamente al azar, sin tener para nada en cuenta sus capacidades. ¿Qué ocurrió entonces? ¿Cómo era posible que alumnos corrientes fueran los mejores de sus respectivos grupos al final del curso? Muy simple, a partir de las observaciones en todo el proceso de Rosenthal y Jacobson se constató que los maestros se crearon tan alta expectativa sobre esos alumnos que actuaron a favor de su cumplimiento. De alguna manera, los maestros convirtieron sus percepciones sobre cada alumno en una didáctica individualizada que les llevó a confirmar lo que les habían avisado que sucedería.
Sin duda, la predisposición a tratar a alguien de una determinada manera queda condicionada en mayor o menor grado por lo que te han contado sobre esa persona.
Y es que Pigmalión tiene una explicación científica: hoy sabemos que cuando alguien confía en nosotros y nos contagia esa confianza, nuestro sistema límbico acelera la velocidad de nuestro pensamiento, incrementa nuestra lucidez y nuestra energía, y en consecuencia, nuestra atención, eficacia y eficiencia.
Las profecías tienden a realizarse cuando hay un fuerte deseo que las impulsa. Del mismo modo que el miedo tiende a provocar que se produzca lo que se teme, la confianza en uno mismo, aunque sea contagiada por un tercero, puede darnos alas.

Goethe dijo: “Si tratamos a una persona como lo que es, seguirá siendo lo que es; pero si la tratamos como lo que podría ser, entonces se convertirá en todo lo que puede llegar a ser”.

jueves, 15 de mayo de 2014

Supérate a ti mismo de Bernabé Tierno



SUPÉRATE A TI MISMO


“La disciplina es la parte más importante del éxito” (Truman Capote)
¿Cómo piensa y obra la persona esforzada y eficaz?

   I.     Transforma los fracasos en experiencias valiosas, en estímulos, en escalones que le llevan antes al éxito. Aprende de todo y de todos y es humilde. Sabe que la fe en sí mismo marca siempre la diferencia. Dice Jean Rimaud que “nadie se hace hombre sin haber triunfado en sus fracasos” y está en lo cierto.


  II.  Es capaz de dar siempre, por más que le cueste, un paso más que los demás; se emplea más a fondo, no escatima tiempo ni esfuerzo y no se permite desmayos ni vacilaciones. No cesa en su empeño hasta lograr sus objetivos. Es la mejor versión de si mismo y busca la excelencia en todo.


 III.      Camina seguro y firme hacia su meta y no admite otra alternativa que seguir en pie y adelante y no se deja engañar jamás por los cantos de sirena de lo fácil y cómodo. Sabe muy bien que todo depende de la fuerza de su voluntad, de su actitud positiva. “Para poder, vasta querer”, dice Novalis.


 IV.      Tiene bien claro qué es lo que quiere hacer con su vida y todo lo orienta y condiciona a vivir plenamente y le concede prioridad absoluta a vivir el presente con plenitud y gozo. “La vida es nueva cada día”, nos recuerda Marañon.


  V.      Puede ser pobre en casi todo, pero sin duda es multimillonaria en entusiasmo, esfuerzo, tesón e ilusiones, empatía, alegría de vivir y confianza en sí mismo y en las buenas formas. “De la alegría, cuanto más gastamos, más nos queda”, decía Emerson.


VI.      Es realista y reconoce sus limitaciones y carencias, pero tiene muy claro que no hay nada imposible para todo aquél que es la voluntad personificada y tiene el coraje de poner su vida al servicio de una noble y gran idea-pasión, que dé pleno sentido a su existencia. Víctor Hugo decía: “Atreveos, el progreso solo se logra así”


VII.      Sabe templar bien su ánimo, su espíritu y mantener la calma, especialmente cuando la situación es extremadamente difícil y todo parece perdido: No hay prueba más evidente de sabiduría que el hábito de la serenidad y el sosiego interior. “No hay camino para la paz; la paz es el camino”, nos recuerda Gandhi


VIII.      Haca cada día, sin excepción, su siembra de acción eficaz; se concede el tiempo necesario, mantiene su propio ritmo de trabajo y no desespera si el éxito tarda en llegar. Posee una voluntad y tenacidad a toda prueba y practica la esperanza dinámica y el amor a sí mismo, a los demás y a la vida.

IX.      Mantiene un reto constante consigo mismo y sabe que sólo es posible un esfuerzo eficaz; mientras siga viva la alegría y la ilusión por vivir y no se pierde ni el buen humor, ni el sentido del humor, ni la tenacidad entusiasta. Vence el que persevera más y disfruta más de lo que hace. Víctor Hugo nos recuerda que “el tesoro de los corazones sublimes está en la palabra perseverancia…”


  X.      Jamás olvida que el primero y el mayor de todos los éxitos es triunfar sobre sí mismo y en esta línea, orienta sus esfuerzos en el quehacer diario. Quien rige su vida también rige su propio destino y no es un obstáculo ni para sí mismo, ni para los demás. Ya Cervantes nos recordaba que “cada cual se fabrica su destino y en ello no tiene parte alguna la fortuna”

XI.      Tiene gran fe y confianza en sí mismo y en sus capacidades y no cesa en su empeño de superación por grave que sea la situación a la que se enfrenta cada día. Nietzsche nos dice: “Ten audacia y fe en ti mismo; hay de ti si tienes miedo”…

XII.      Piensa como T.A. Edison que “todo llegara a quien se afana mientras espera”. No hay excelencia sin el suficiente sudor y sin un esfuerzo mantenido por una voluntad indomable. Además en todo fracaso se encierra una nueva oportunidad de superación y de experiencia práctica para seguir adelante. Sabe bien que el trabajo es el único capital que no quiebra.


Con afecto
BERNABÉ TIERNO JIMÉNEZ

miércoles, 23 de abril de 2014

12 cosas para sentirnos más felices

12 cosas para sentirnos más felices
Según los estudios de Sonja Lyubormisky


1.     Manifiesta tu gratitud. Cuando aprecias lo que tienes, esto gana en valor. Mola ¿no? Así que, básicamente, estar agradecido por las cosas maravillosas que es evidente que ya tienes en tu vida te proporcionará un sentido más profundo de la felicidad. Y eso sin tener que salir de casa ni comprar nada. Tiene sentido. Nos va a costar mucho ser feliz en algún momento si no estamos agradecidos por lo que ya tenemos.

2. Cultiva el optimismo. Los ganadores tienen la capacidad de fabricarse su propio optimismo. No importa cuál sea la situación, la diva con éxito es la que siempre encuentra la forma de ponerle un toque de optimismo. Solo contempla el fracaso como una oportunidad para crecer y aprender nuevas enseñanzas de la vida. La gente optimista ve el mundo como un lugar repleto de oportunidades infinitas, especialmente en cuanto al número de intentos [3].

3.  Evita darle vueltas a las cosas y las comparaciones sociales. Compararte con otra persona puede ser venenoso. Si de alguna forma somos mejores que la persona con la que nos comparamos, eso nos da un sentido de superioridad insano. Nuestro ego se infla -BOOM- y sale nuestro Kanye West interior. Si somos peores que con quien nos comparamos, solemos desmerecer el trabajo duro que hemos hecho y el progreso que hemos conseguido. Este tipo de comparaciones no surgen de un lugar sano. Si te sientes inclinado a compararte con alguien, compárate contigo mismo hace un tiempo.

4. Sé amable. Realizar actos amables libera serotonina en el cerebro. (La serotonina es una substancia que proporciona beneficios médicos TREMENDOS, incluida la capacidad de hacernos más felices). Ayudar a alguien de forma desinteresada es una forma super poderosa de sentirse bien. Lo que es aún más guay sobre estos brotes de bondad es que no solo nos hacen sentir bien a nosotros mismos, sino también a quien los observa. ¿A que es extraordinario? Una nota: lo que hacen los antidepresivos es liberar más serotonina. Échate a un lado, Pfizer, la amabilidad te va a comer el terreno.

5. Cuida las relaciones sociales. La gente más feliz del planeta son los que tienen relaciones importantes y profundas. ¿Sabes que hay estudios que muestran que los índices de mortalidad son el doble de altos para la gente que se siente sola? ¡HALA! Hay un sentimiento de calidez que viene de tener un círculo activo de buenos amigos con quienes compartir tus experiencias. Nos sentimos conectados y parte de algo con más importancia que nuestras existencias solitarias.

6. Desarrolla estrategias para poder con todo. Cómo respondes a los malos momentos define tu carácter. Algunas veces pasan cosas malas, es inevitable. Forrest Gump lo sabe bien. Puede ser difícil salir con respuestas creativas en el momento en el que el estiércol se acerca al ventilador. Tener estrategias sanas ya ensayadas y listas en tu arsenal puede ser de gran ayuda.

7. Aprende a perdonar. Albergar sentimientos de odio es nefasto para tu bienestar. Tu cerebro no sabe la diferencia entre emociones pasadas o presentes. Cuando odias a alguien, piensas continuamente en eso, y estas emociones negativas son tóxicas para tu bienestar. Te pones en un estado de chunguismo (término técnico) que te acompaña todo el día.

8.  Aumenta el fluir. Se trata de ese estado en el que parece que el tiempo se ha parado. Ocurre cuando estás tan concentrado en lo que estás haciendo que tu tarea y tú os convertís en uno. La acción y la conciencia se han fundido. No tienes hambre, ni sueño, ni emociones. Estás profundamente sumergido en la actividad que estás haciendo. Nada te distrae ni compite por tu atención.

9. Saborea las alegrías de la vida. La felicidad profunda no puede existir sin frenar un poco para disfrutar de la alegría. En un mundo con estímulos salvajes y movimientos omnipresentes es fácil olvidar abrazar las experiencias agradables de la vida. Cuando no las apreciamos, robamos la magia al momento. Las cosas más sencillas de la vida puede ser las más gratificantes si recordamos disfrutarlas al máximo.

10. Comprométete con tus objetivos. Dedicarse con entusiasmo a hacer algo viene equipado de serie con una fuerza inefable. Ocurren cosas mágicas cuando nos comprometemos a hacer algo cueste lo que cueste. Cuando estás totalmente comprometido, no tienes más opción que hacerlo. Al contrario de lo que pueda parecer, no tener otra opción -por lo que no puedes cambiar de opinión- de forma subconsciente nos hace más felices porque así descubrimos parte del sentido de nuestra vida.

11. Practica la espiritualidad. Si somos espirituales o religiosos, reconocemos que la vida es más grande que nosotros. Abandonamos la idea tonta de que somos lo más poderoso que ha existido nunca. Nos permite conectar con el origen de la creación y nos conectamos con todo lo que existe. Algunas de las personas más completas que conozco sienten que están aquí trabajando en algo para lo que "han sido llamados".

12. Cuida tu cuerpo. Cuidar tu cuerpo es crucial para ser la persona más feliz que puedas ser. Si no tienes tu energía física en forma, entonces tu energía mental (tu concentración), tu energía emocional (tus sentimientos) y tu energía espiritual (el sentido de tu vida) se verán afectados negativamente [4]. ¿Sabías que estudios llevados a cabo con personas diagnosticadas con depresión muestran que el ejercicio regular aumenta los niveles de felicidad tanto como el Zoloft? No solo eso, sino que seis meses después, la gente que seguía haciendo ejercicio tenía muchas menos probabilidades de recaer porque tenían un nivel más alto de superación personal y autoestima.

viernes, 21 de marzo de 2014

La fábula de la vaca o descubre de lo que eres capaz

“La fábula de La Vaca” o “Descubre de lo que eres capaz…”

“Un maestro de la sabiduría paseaba por un bosque con su fiel discípulo, cuando vio a lo lejos un sitio de apariencia pobre, y decidió hacer una breve visita al lugar.
Durante la caminata le comentó al aprendiz sobre la importancia de las visitas, también de conocer personas y las oportunidades de aprendizaje que tenemos de estas experiencias.

Llegando al lugar constató la pobreza del sitio, los habitantes, una pareja y tres hijos, la casa de madera, vestidos con ropas sucias y rasgadas, sin calzado, entonces se aproximó al señor, aparentemente el padre de familia y le preguntó:
¿En este lugar no existen señales de trabajo ni puntos de comercio tampoco, como hacen el señor y su familia para sobrevivir aquí?
El señor calmadamente respondió: amigo mío, nosotros tenemos una vaca que nos da varios litros de leche todos los días. Una parte del producto la vendemos o la cambiamos por otros géneros alimenticios en la ciudad vecina y con la otra parte producimos queso, cuajada, etc., para nuestro consumo y así es como vamos sobreviviendo. El sabio agradeció la información, contempló el lugar por un momento, luego se despidió y se fue.

En el medio del camino, se volvió hacia su fiel discípulo y le ordenó al aprendiz: busca la vaca, llévala al precipicio de allí enfrente y empújala al barranco.
El joven espantado miró al maestro y lo cuestionó sobre el hecho de que la vaca era el medio de subsistencia de aquella familia. Pero como percibió el silencio absoluto del maestro, fue a cumplir la orden. Así que empujó la vaca por el precipicio y la vio morir. Aquella escena quedó grabada en la memoria de aquel joven durante algunos años.
Un día el joven resolvió abandonar todo lo que había aprendido y regresar a aquel lugar y contarle todo a la familia, pedir perdón y ayudarlos. Así lo hizo, y a medida que se aproximaba al lugar veía todo muy bonito, con árboles floridos, todo habitado, con coche en el garaje de una gran casa y algunos niños jugando en el jardín.

El joven se sintió triste y desesperado imaginando que aquella humilde familia tuviese que vender el terreno para sobrevivir, aceleró el paso y llegando allá, fue recibido por un señor muy simpático, el joven preguntó por la familia que vivía allí hacia unos cuatro años, el señor respondió que siguen viviendo aquí. Espantado el joven entró corriendo a la casa y confirmó que era la misma familia que visitó hace algunos años con el maestro. Elogió el lugar y le preguntó al señor (el dueño de la vaca):

¿Cómo hizo para mejorar este lugar y cambiar de vida?
El señor entusiasmado le respondió: nosotros teníamos una vaca que cayó por el precipicio y murió, de ahí en adelante nos vimos en la necesidad de hacer otras cosas y desarrollar otras habilidades que no sabíamos que teníamos, así alcanzamos el éxito que sus ojos vislumbran ahora.”

Moraleja: Tú también tienes una vaca que te proporciona alguna cosa básica para tu supervivencia, pero a la vez te limita porque te ha inducido a la rutina de dejarte llevar. Descubre cual es tu vaca. Aprovecha esta lectura para empujar tu vaca por el precipicio.”

martes, 4 de marzo de 2014

La ira deja señales

LA IRA DEJA SEÑALES

Se cuenta que había una vez un niño que siempre estaba malhumorado y de mal genio. Cuando se enfadaba, se dejaba llevar por su ira y decía y hacía cosas que herían a los que tenía cerca. Un día su padre le dio una bolsa con clavos y le dijo que cada vez que tuviera un ataque de ira clavase un clavo en la puerta de su habitación.

El primer día clavó treinta y siete. En el transcurso de las semanas siguientes el número de clavos fue disminuyendo. Poco a poco, fue descubriendo que le era más fácil controlar su ira, que clavar clavos en aquella puerta de madera maciza. Finalmente, llegó un día en que el niño no clavó ningún clavo. Se lo dijo a su padre y éste le sugirió que cada día que no se enojase desclavase uno de los clavos de la puerta.

Pasó el tiempo y, un día, le dijo al padre que ya había sacado todos los clavos. 

Entonces éste cogió de la mano al hijo, lo llevó a la puerta de la habitación y le dijo:
- Hijo, lo has hecho muy bien, pero mira los agujeros que han quedado en la puerta. Cuando una persona se deja llevar por la ira, las palabras dejan cicatrices como éstas. Una herida verbal puede ser tan dolorosa como una herida física. La ira deja señales.
¡No lo olvides nunca!

miércoles, 5 de febrero de 2014

El oficio de lamentarnos

El oficio de lamentarnos


Las personas estamos todo el día lamentándonos, que si tenemos mucho trabajo, que  si estamos cansados, agobiados, que no tenemos trabajo, cuanta ilusión nos haría tener hijos, que los niños estresan mucho, que si me duele la cabeza, que esta semana ha sido dura, que cuanto cuesta…

Siempre quejándonos, como si así nos fuera a ir mejor, pensando que es la solución a lo que nos ocurre, que alguien nos va ayudar así.

Nadie se queja de las cañas de los viernes,  de los sábados, de las cenas de Navidad, de las fiestas, de comprarse el último capricho… todo esto parece normal. Lo de trabajar, cuidar a los hijos, un simple dolor de cabeza si que es motivo de lloro.

Percibo escasas quejas de esto último, que agobiado estuve en el último viaje, estaba cansado el día que estuvimos de cena.
Queremos tener una vida hedonística, todo placer, nada de dolor.

Esta forma de afrontar la vida, los problemas se “hereda” a las nuevas generaciones y vamos a conseguir que un simple resfriado sea como una enfermedad terminal.

En la vida hay momentos buenos y no tan buenos, pero siempre deberíamos tener una actitud positiva hacia los malos, y sentirnos agradecidos de lo que tenemos sin compararnos con nadie.

Todo cuesta, nada se consigue sin esfuerzo… cada día que pasa, cada caso nuevo me enseña que todos tenemos lo que nos merecemos, tenemos aquello por lo que luchamos, por lo que nos esforzamos, si queremos más tendremos que esforzarnos más… pero mejor sin quejas, estas no sirven de nada.

Deberíamos de valorar mucho más todo aquello que tenemos e intentar solucionar los problemas, pero sin lamentos. Con mucha actitud y alegría, seguro que nos iría mejor.


Francisco Javier Herrera Berenguel © Centro de Psicología Clínica. El Ejido. Todos los derechos reservados.