f Cuida tu relación de pareja. La educación
afectiva y sexual no consiste sólo en explicar cosas: en el ámbito familiar
supone fundamentalmente ofrecer un modelo de lo que es una relación de pareja
funcional que, con sus defectos y virtudes, permita aprender al adolescente de
un modelo de relación que valore positivamente.
f Habla con tus hijos. De nada en
especial o si lo prefieres, de todo un poco. En conversaciones cortas,
casuales, no premeditadas. Aprovecha las diferentes ocasiones en que un clima
distendido y relajado permita cualquier tipo de conversación. La finalidad es,
en primer lugar, conversar, y en segundo lugar favorecer que sea posible
conversar sobre cualquier tema.
f Evita sermones y conferencias. No llevan a
ningún lugar y fomentan que se corten de raíz posibles conversaciones en el
futuro. Mejor no asumas posiciones dogmáticas.
f Escucha a tus hijos. Hablar con los
hijos no es exponer las propias opiniones o normas: es dialogar, hablar y
también escuchar. Es intentar entender el mundo de tu hijo y ayudarle a
construirlo.
f Crea pequeños espacios improvisados en los que el diálogo sobre
cualquier tema pueda fluir espontáneamente. Aprovecha
alguna pequeña gestión para pedir a tu hijo o hija que te acompañe y hablad de
temas cotidianos que no sean objeto de confrontación entre vosotros, por
ejemplo de deportes o de la preparación de alguna fiesta de aniversario de
alguien de la familia...
f No tomes como medida lo que hacías o pensabas a su misma edad. No es una medida válida, ya que las experiencias y el grado de
desarrollo psico-físico de unos y otros no son comparables.
f Ayúdales a desarrollar su autoestima y su propia valía. Un adecuado grado de autoestima es uno de los factores más
importantes en la prevención de determinados comportamientos de riesgo.
f Haz saber a tus hijos que confías en ellos y que ellos pueden
confiar en ti. Es muy importante que tus hijos
sepan que confías en ellos. También es muy importante que ellos sepan que ante
cualquier problema pueden confiar en ti.
f Ayúdales a valorar y asumir sus propias responsabilidades. La responsabilidad no se aprende en los libros, es un aprendizaje
vital que, todo hay que decirlo, requiere de un modelo.
f Hablad sobre sexualidad mejor que sobre sexo. La educación afectiva y sexual tiene mucho que ver con la
educación en valores y con las actitudes. Para hablar de cuestiones más
especificas lo más probable es que sus hijos prefieran hacerlo en la escuela o
con los amigos.
f No te preocupes si no conoces las respuestas. De lo que se trata es de si se puede hablar o no. O incluso de si
se puede hacer alguna consulta a una tercera persona, pero juntos. Saber o no
la respuesta no es lo importante, lo importante es la actitud que se transmite.