SUPÉRATE A TI MISMO
“La disciplina es la parte más importante del éxito” (Truman
Capote)
¿Cómo piensa y obra la persona esforzada y eficaz?
I. Transforma los fracasos en experiencias valiosas, en estímulos, en escalones que le llevan antes al éxito. Aprende de
todo y de todos y es humilde. Sabe que la fe en sí mismo marca siempre la
diferencia. Dice Jean Rimaud que
“nadie se hace hombre sin haber triunfado en sus fracasos” y está en lo cierto.
II. Es capaz de dar siempre, por más que le cueste, un paso más que los
demás; se emplea más a fondo, no escatima tiempo ni
esfuerzo y no se permite desmayos ni vacilaciones. No cesa en su empeño hasta
lograr sus objetivos. Es la mejor versión de si mismo y busca la excelencia en
todo.
III.
Camina seguro y firme hacia su meta y no admite otra alternativa que
seguir en pie y adelante y no se deja engañar jamás
por los cantos de sirena de lo fácil y cómodo. Sabe muy bien que todo depende
de la fuerza de su voluntad, de su actitud positiva. “Para poder, vasta
querer”, dice Novalis.
IV.
Tiene bien claro qué es lo que quiere hacer con su vida y todo lo
orienta y condiciona a vivir plenamente y le concede
prioridad absoluta a vivir el presente con plenitud y gozo. “La vida es nueva
cada día”, nos recuerda Marañon.
V.
Puede ser pobre en casi todo, pero sin duda es multimillonaria en
entusiasmo, esfuerzo, tesón e ilusiones, empatía,
alegría de vivir y confianza en sí mismo y en las buenas formas. “De la
alegría, cuanto más gastamos, más nos queda”, decía Emerson.
VI.
Es realista y reconoce sus limitaciones y carencias, pero tiene muy claro que no hay nada imposible para todo aquél que es
la voluntad personificada y tiene el coraje de poner su vida al servicio de una
noble y gran idea-pasión, que dé pleno sentido a su existencia. Víctor Hugo decía: “Atreveos, el
progreso solo se logra así”
VII.
Sabe templar bien su ánimo, su espíritu y mantener la calma, especialmente cuando la situación es extremadamente difícil y todo
parece perdido: No hay prueba más evidente de sabiduría que el hábito de la
serenidad y el sosiego interior. “No hay camino para la paz; la paz es el
camino”, nos recuerda Gandhi
VIII.
Haca cada día, sin excepción, su siembra de acción eficaz; se concede el tiempo necesario, mantiene su propio ritmo de trabajo y
no desespera si el éxito tarda en llegar. Posee una voluntad y tenacidad a toda
prueba y practica la esperanza dinámica y el amor a sí mismo, a los demás y a
la vida.
IX.
Mantiene un reto constante consigo mismo y sabe que sólo es posible un
esfuerzo eficaz; mientras siga viva la alegría y la
ilusión por vivir y no se pierde ni el buen humor, ni el sentido del humor, ni
la tenacidad entusiasta. Vence el
que persevera más y disfruta más de lo que hace. Víctor Hugo nos recuerda que “el tesoro de los corazones sublimes
está en la palabra perseverancia…”
X.
Jamás olvida que el primero y el mayor de todos los éxitos es triunfar
sobre sí mismo y en esta línea, orienta sus esfuerzos
en el quehacer diario. Quien rige su vida también rige su propio destino y no
es un obstáculo ni para sí mismo, ni para los demás. Ya Cervantes nos recordaba que “cada cual se fabrica su destino y en
ello no tiene parte alguna la fortuna”
XI.
Tiene gran fe y confianza en sí mismo y en sus capacidades y no cesa en
su empeño de superación por grave que sea la situación
a la que se enfrenta cada día. Nietzsche
nos dice: “Ten audacia y fe en ti mismo; hay de ti si tienes miedo”…
XII.
Piensa como T.A. Edison que “todo llegara a quien se afana mientras
espera”. No hay excelencia sin el suficiente sudor y
sin un esfuerzo mantenido por una voluntad indomable. Además en todo fracaso se
encierra una nueva oportunidad de superación y de experiencia práctica para
seguir adelante. Sabe bien que el trabajo es el único capital que no quiebra.
Con afecto
BERNABÉ TIERNO JIMÉNEZ